¿Escuchaste hablar de la inflamación crónica de bajo grado?

Estudios recientes revelan que el 60% de las mujeres experimentamos algún grado de inflamación crónica en algún momento de nuestras vidas. Además, hoy está comprobado que esta condición está asociada con un mayor riesgo de desarrollar una amplia variedad de condiciones negativas para la salud, desde enfermedades cardíacas y diabetes hasta trastornos autoinmunes y deterioro cognitivo. La conexión entre la inflamación y estos riesgos nos insta a abordar este fenómeno de manera proactiva para salvaguardar nuestra salud a largo plazo.

¿Toda Inflamación es perjudicial?

La inflamación en sí es una respuesta natural del cuerpo a lesiones o infecciones. En muchos casos, es necesaria y beneficiosa, ya que ayuda a reparar tejidos dañados y a combatir infecciones. Sin embargo, cuando la inflamación se prolonga en el tiempo, puede ser perjudicial para la salud.

La inflamación crónica de bajo grado es una condición en la que el cuerpo está constantemente inflamado, incluso cuando no hay lesión o infección. Los síntomas más comunes, que a menudo no se asocian con esta condición, van desde fatiga persistente, dolores articulares, molestias digestivas hasta dificultades para concentrarse, así como desórdenes hormonales y, en algunos casos, un aumento de peso inexplicable. Esta inflamación sostenida en el tiempo sin tratamiento puede causar daños a tejidos y órganos, aumentando el riesgo de padecer enfermedades crónicas.

Las causas de la inflamación crónica de bajo grado son diversas. Aún así podemos destacar factores como llevar un estilo de vida poco saludable, que engloba una dieta basada en ultraprocesados, falta de actividad física, estrés crónico y otros hábitos perjudiciales como el tabaquismo. Adicionalmente, algunas enfermedades crónicas, como la obesidad, la diabetes tipo 2 y la artritis reumatoide, también están asociadas con la inflamación crónica. Y un factor a menudo subestimado es la exposición a la contaminación, productos químicos y pesticidas, pueden desencadenar o contribuir significativamente al desarrollo de esta condición. Por todo esto, es esencial tener en cuenta los diversos factores para abordar de manera integral esta condición y promover un bienestar duradero.

Las consecuencias de llevar adelante un estilo de vida pro inflamatorio, deriva inevitablemente en una serie de problemas de salud, entre los que se incluyen:

  • Mayor probabilidad de padecer enfermedades cardiovasculares y/o metabólicas: como la diabetes tipo 2 y la obesidad.
  • Predisposición a contraer enfermedades autoinmunes: como la artritis reumatoide y la enfermedad de Crohn.
  • Aumento del riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer.
  • Dificultad para mantener un peso estable y saludable.

Por todo esto, es extremadamente importante trabajar en la prevención de este problema desde la raíz. Y para hacerlo, hay una serie de simples acciones que ayudan a prevenir la inflamación crónica de bajo grado, entre las que se incluyen:

  • Llevar una Dieta Saludable: incluyendo a diario frutas, verduras y cereales integrales, y reduciendo al máximo el consumo de ultraprocesados.
  • Hacer ejercicio con regularidad: mantenerse en movimiento a diario.
  • Gestionar el estrés: a través de diferentes prácticas diarias.
  • Procurar un descanso adecuado.

Cuidarte y priorizarte tiene enormes beneficios para tu salud. Por eso, te invito a trabajar en la prevención, ya que siempre será la mejor opción para que puedas disfrutar de una vida plena y saludable.

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